| La Boca de D10S | BA ∙ ∙
| Enero 21 |
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Hubiera podido, quizá,
comenzar por bordear la circunferencia de un círculo alternando términos con
las cinco vocales. En su radio y en mayúscula la letra en turno; orbitando
palabras como satélites alrededor de la Tierra. Por ejemplo; arte, agua, abismal,
arcoíris, amor, alegre, arroyo, artesanal, aguacate, árbol, aura, alma,
Argentina; azul y amarillo. Cada palabra cumpliendo su ciclo de rotación,
haciendo del mundo de las letras un sitio maravilloso: redondo y habitable.
Pero, por una u otra razón, preferí no hacerlo. Ayunó el discurso introductorio
y el deseo de escribir con la «e»; ¿toncs
como l vamos a cr?
Vivimos en una papa, respiramos y habitamos
en un inmenso geoide, y en medio; círculos, líneas y puntos. Terraplanistas
invitados a la celebración. Treinta y dos ángulos rectos en siete mil metros
cuadrados. Líneas de banda y líneas de meta. Noventa grados en cada esquina del
área rectangular. Cincuenta y cuatro mil asistentes, cien millones de
telespectadores. Trazos en paralelo formando el gran escenario; pista y
santuario de los veintidós combatientes. Figuras geométricas delimitando la
zona de acción: el campo de juego. Césped híbrido; alfombra sintética y pasto
de riego. Los colegiados, eternos recolectores de orina, sincronizan sus
cronómetros digitales; listos los banderines, las medias y el silbato. El esférico, atraído por
la fuerza de gravedad, comenzará rodar en cualquier instante. La doce abarrota
las gradas e intimida a sus visitantes. Ondean las banderas en dirección de los
vientos del sur. Retumba la «Bombonera», vibra en cada cantar: «la boca es
alegría, la boca es carnaval».
Caminando volvimos al «Sabatico Hostel»,
interpretamos como pudimos las señales de humo hasta llegar a nuestro destino.
Corroboré nuestra alegría al tropezar con el último escalón para acceder a la
terraza; inclinamos bastante el codo en la cervecería «Patagonia». El
incandescente fuego ya era protagonista absoluto de la noche. Nos recibió el «parrillero»;
un hombre entrado en carnes, ancho de espaldas, estatura media, mandil negro y
camisa a cuadros. -¿Son ustedes los que
faltaban, pibes?- Respondimos moviendo la cabeza de arriba hacia abajo, intentando
ocultar los indicios del precopeo. Un mantel con franjas carmín cubría el
tablón sobre el cual reposaban toda clase de bebidas y acompañamientos; «Quilmes»,
vinos, quesos, ensalada, gaseosas y una botella de «Fernet». El calor de la
brasa debió impactar de forma directa en el anfitrión y maestro del fuego, ya
que su cuerpo emanaba grandes cantidades de sudor. Me acerqué para ofrecer
ayuda -Si querés ayudar, servime un ferné
y acércame una pascualina- Hago constar en esta sección del relato lo
siguiente: 1) Que escogí el mejor vaso que encontré sobre la mesa pero todos
olían a huevo. 2) Que los cubos de hielo disponibles se encontraban impregnados de ceniza. 3)
Que la taparrosca de la Coca-Cola estaba en calidad de desaparecida, por lo que
el refresco no tenía gas. 4) Que imité
al pie de la letra los movimientos de otro individuo alrededor de la mesa y
serví la mitad de Fernet y el resto de cola. 5) Que no removí el trago para no
contaminarlo con mis dedos. 6) Que la presentación del trago me pareció
mediocre. 7) Que al final sí introduje mi dedo expresivo. Al entregárselo al poeta
del fuego, éste se prometió no volver a pedirme un trago. Hice lo propio con la
pascualina y brindé con mi vaso de Quilmes.
Me mantuve cerca del asador para conservar mi cuerpo en calor y recibir de
primera mano un trozo de morcilla. –Bueno, ¿Y cuál es la diferencia entre el
asado argentino y el uruguayo?- pregunté mientras untaba con chimichurri una
porción de pan. Se generó un repentino silencio en la terraza, únicamente quedó
a la distancia la guitarra de Atahualpa Yupanqui sonando en las bocinas: -¿Qué decís?- preguntó el príncipe de la
brasa: -¿Sos pelotudo?- agregó y colocó las pinzas de acero a un costado de la parrilla. La atención de los presentes
se dirigió hacia el parrillero; alineó su mandil y sacudió los residuos de
carbón de su empapada camisa: - Escuchá
una cosa: el Papa, es argentino; Messi, es argentino; Maradona, es argentino. Que no quepa la menor duda de que Dios seguramente es argentino. ¿Y vos te preguntás cuál es la diferencia entre el asado
uruguayo y el argentino? La puta que te parió, che-. Entre risas brindamos
y concluyó: -Na’ chabón, y sí, la
diferencia es el poder calorífico del carbón. Los uruguayos prefieren la leña y
el fuego indirecto. Somos rioplatenses, compartimos hasta la sopa. Andá a
morfar, mexicano- Después de cenar y de pigmentar mis labios con el color
de la uva, me despedí de la comitiva y dejé a Maniel conversando con una mujer de
origen sueco. Doscientos mililitros de H2O,
punto cinco miligramos de comprimido ansiolítico, cuerpo extendido. Una, dos y
tres ovejas, saltando despavoridas, sobre las vallas del campo.
Veinte minutos de silenciosa lectura; en boca
cerrada no entran moscas, música clásica y libretas forradas sobre el pupitre
sucio. Alguien dibujó un pene en el asiento del profesor; pilín con tinta indeleble.
Risas. Coloqué un chicle en la banca; mi cerebro en la parte trasera de su
pantalón. Rostros ocultos detrás de los libros y reprimidos sollozos, veinte
minutos de silenciosa lectura. Arte-tilín en su butaca, será demasiado tarde
para llamarnos la atención cuando se percate del chicle en sus nalgas. Orejas
de burro por no traer la tarea; piensa demasiado en fútbol. El deporte, el
estudio y el trabajo, son la meta que... etcétera. El timbre indica el horario de receso, corremos
a toda prisa para apartar la cancha de básquet; escogen los capitanes. Piedra,
papel o tijera. Porterías con mochilas, tres contra tres, sacan pichones.
Despertamos y permanecimos observando el
techo de nuestra habitación. A pesar de la corta distancia entre Montevideo y
Buenos Aires, teníamos las piernas adoloridas por la vespertina caminata y la
boca pastosa por la mezcla de vino y vermút. «Sabatico Hostel» ofrecía un
desayuno tipo buffet en el comedor principal, de frente a la recepción. Maniel
se quedó observando el techo del cuarto cuando acudí al encuentro con la «frutilla» y el «ananá». Al comprobar mis sospechas, pedí una «Quilmes» a la chica en la recepción para acompañar mis huevos
revueltos: -¿Vos me estás cargando?
¿Querés una birra a esta hora?- dijo, exaltando el tono de voz. – No,
disculpa, quiero dos. Mi hermano debe estar sediento también. Desayunamos y
tocamos milonga de ojos dorados con la guitarra comunal del vestíbulo.
Curvas, rectas y
espirales. Llegamos al barrio de la Boca bajo advertencia. El conductor del
taxi nos puso al tanto de los peligros en la Boca y sus alrededores. Mientras
nos platicaba emocionantes historias, pudimos observar por la ventanilla las
mismas casas y monumentos en dos ocasiones. Tras una conveniente vuelta para el
chofer, descendimos a la orilla del
riachuelo del Rio de la plata, en los extremos del barrio. Con ayuda de
nuestras cansadas piernas llegamos hasta el corazón de la Boca, en el callejón «el
caminito». Algunos metros adelante, Maniel fue sorprendido por una bailarina de
Tango; le colocó un elegante sombrero «gacho»
y ejecutaron una improvisada coreografía al ritmo de la «cumparsita». Tras un
par de fotografías, la sensual dama agradeció la pieza y exigió el pago de una «gamba» (cien pesos) por concepto de
honorarios. Pese al disgusto, Maniel no tuvo otra opción que pagar por el
recuerdo fotográfico resguardado en su dispositivo móvil. El truco me conmovió
tanto que no resistí la tentación de reír, el ejercicio descompensó mi sagrado
cuerpo y conocí los sanitarios de un antiguo «conventillo»; las ciudades como
sus habitantes, se conocen mejor por sus
mercados y sus baños. En otros tiempos, los históricos «conventillos», antiguas
mansiones, sirvieron de vivienda a millones de inmigrantes, que en busca de
mejores oportunidades, arribaron en embarcaciones trasatlánticas procedentes del
viejo continente. La estrella solar se encontraba en su punto más alto, nos
detuvimos para saciar la sed con Campari y «pomelo».
Inclinando el codo y caminando lento, recorrimos la República de la Boca; «la Boca resiste, la Boca propone».
Un pie siguiendo al otro, continuó la
caminata. Un centenar de comercios ambulantes sugerían contemplación y
despilfarro. Como Maniel ya iba cien «mangos» abajo, eludimos, haciendo uso de
nuestra fortaleza interna, el deseo de tomarnos una fotografía con un falso
Papa Francisco. Nos encontramos en el callejón «Vuelta de Rocha» a un virtuoso
músico de bandoneón, interpretando piezas de Piazzolla y Gardel. Los colores de
la barriada, los cantos lastimeros y el aroma a choripán, unidos en un extremo
de la Tierra, a la orilla del riachuelo.
Soy la suma de mis emociones, una llama que se aviva y se apaga. A cada paso mi conciencia se transforma y pierde importancia el exterior. Dios es una esfera infinita, un círculo cuyo centro está en todas partes. Estoy aquí y estuve allá, más tarde, quizás en el pasado que me espera, abandonaré este mundo material. Busco la forma de escapar de este cuerpo en el que estoy aprisionado. Mi alma está encerrada y me esperan las estrellas, límpidas fuentes de la existencia. Me espera un vaso de vino, la pintura del caminito y los colores del conventillo. Maniel advierte que los cordones de mis zapatos se encuentran desanudados. Una revista se adhiere a la suela de mi calzado: « Boca de estrellas; astrología, secretos y postres»
Aries: Es momento de abandonar el temor a incrementar el
poder de tu mente. El calor del fuego resguarda tus movimientos. La gente envidiosa siempre encontrará motivos para limpiar la suciedad de sus suelas en tu frente, no permitas que nadie pase por encima de ti. Deja ese
teléfono y comienza a creer en ti. Trusa o liguero del color de la
incandescencia. Bendiciones, carnero de libre pastoreo.
Tauro: Deshonras al sol y a todas las estrellas con tus
decisiones. La televisión está dañando tu capacidad de comunicación. Azota tus
impulsos de consumir idioteces hasta que agonice el deseo. Escucha con determinación a las estrellas y a tus seres queridos. Sin intimidaciones y ¡ole!, ferviente toro. Brócoli y aguacate
para el desayuno.
Géminis: Sitúa un espejo en un espacio abierto y observa
tu cuerpo desnudo. Eres lo que piensas,
eres lo que ingieres y desechas, estás a tiempo de modificar los malos hábitos.
El viento favorece tus movimientos. Tienes derecho a experimentar la felicidad sin reservas. Mesura tus emociones con gente desconocida. Menos redes sociales y más meditación.
Cáncer: Afligirte por el pasado es condenarte a la
miseria perpetua, salir de ese callejón depende solo de ti. Deja de gastar en artículos
banales y concéntrate en tu respiración. Tu creatividad es inaudita, explora, experimenta y crea. Es momento de gozar; arriba el cielo y abajo los calzones.
Leo: Siempre has sido voraz pero las cosas no se solucionan
comiendo todo el día. Camina sin conocer el destino, disfruta el trayecto. Viaja y vuelve a viajar, hacia adentro y hacia afuera, es largo el recorrido. Ayuno intermitente, glotón.
Virgo: Naufragas con las mismas incertidumbres desde que
aprendiste a hablar. Confianza en la Tierra, la poderosa naturaleza es más
sabia que tu ánimo de contrariarte. Suelta esos temores. Besa el suelo que pisas.
Libra: Estás fluctuando en el cosmos. Cuando aprendas a respetarte,
tu entorno, como espejo, hará lo propio contigo. No todo es risas y sonrisas,
las caras bonitas también sufren al respirar. Recuerda, en las batallas y en el
amor, el dolor es un mentor. Sábila, avena y miel para ese cutis maltratado.
Escorpión: Te piensas indómito, sueñas con mandalas y
discursos de falsos gurús. Bájale al ego y a la cervecita. Azul para esta
semana, paso firme y sin titubear. Me caigo y me levanto. Mejor no usar ropa
interior. Cinco vueltas con los pies en los hombros.
Sagitario: A ti quería llegar, sensible centauro. Basta
ya de esa vida fragmentaria; cuerpo, alma y mente al unísono. Tu pureza es
invaluable, permite a tus cercanos contagiarse de tu felicidad. Menos grasas y
más potasio; papaya y plátano.
Capricornio: Estar cargando con problemas ajenos
perjudica directamente el color de tu aura. Mantente alejado de conflictos innecesarios. Agita el espíritu hasta encontrar
la vibración que te permita regresar a tu centro. Grita y suelta el aire que
retiene tu tranquilidad. Échalo fuera y vuelve a sembrar. Color de lunetas: verde.
Acuario: Mi dulce portador del vital líquido, te aseguro
que Dios no está prestando atención a tus actos. Si te caes por descuidado, te
levantas, sacudes el polvo de tus rodillas y continúas tu camino. Deja de
esperar recompensas por tus acciones. Cada uno es el autor de sus páginas, y
las tuyas, parecen papel higiénico de baños públicos. Cero religiones y más amor propio.
Agua de sandía y citrulina para el correcto flujo de sangre. Número de la suerte: 69.
Piscis: Empieza por obedecer a tus instintos, el salto de
confianza, está dentro de ti. No pierdas más el tiempo en relaciones innecesarias;
nadie navega en la profundidad como tú, pececito de aletas grises. Olvide,
inhale y perdone. Piquete de cola.
Azul y amarillo. Todo es azul y
amarillo. Apareció colosal ante nuestra estupefacta mirada. Nos dirigimos hacia
uno de los templos más importantes del mundo, santuario del placer y la
alegría. En ningún otro sitio convergen tantas emociones; cuando la gente
alienta, se mueve la cancha. El estadio de fútbol que tiembla cuando su equipo
salta al campo, la casa de D10S: «La Bombonera». Gira la esfera, con el balón
en movimiento, comienza la fiesta. La doce es el jugador que mejor gambetea, el único que suda la camiseta
los noventa minutos de juego, el que, a pesar de la tragedia, nunca deja de alentar.
Pisar
la cancha de uno de los monumentos más grandes del deporte, consagra parte de
la travesía.
Ídolo,
mito y leyenda. Héroe villero, pusiste al sur en boca del mundo, pusiste a Boca
en los labios del cosmos. La luz de tu palco brillará por siempre. Pelusa, inmortalizaste el juego. El corazón
de Boca, ferviente y devoto, late por vos.
"Ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, y deja el tendal y va a tocar para Burruchaga… ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta… Goooooool… Gooooool… ¡Quiero llorar! ¡Dios santo, viva el fútbol! ¡Golaaaaaaazooooooo! ¡Diegooooooool! ¡Maradona! Es para llorar, perdónenme… Maradona, en corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos… barrilete cósmico… ¿de qué planeta viniste? ¡Para dejar en el camino a tanto inglés! ¡Para que el país sea un puño apretado, gritando por Argentina!… Argentina dos Inglaterra cero… Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona… Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina, dos – Inglaterra, cero..."
Se
nos movió el césped sin gente en las gradas. La araña teje su red bajo el
solitario larguero. Curvas, rectas y espirales. En ocasiones los trofeos más
grandes, detienen su respirar.
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