| Lectura recomendada (CODOS EN LOS MUSLOS) |

DIA DE MUERTOS

DIA DE MUERTOS
C I C U T A ☘︎ V I R O S A

| D O S |


A DOS :


 La alondra me despierta con un tímido ensayo de canción 
balbuceante y un titubeo de sol en el ala inexperta.
Ramón López Velarde.


Transito por un túnel en sentido contrario. Así, con la obscuridad en los costados, es como he aprendido a ver la luz de frente. Una libélula comienza a brillar. Camino guiado por su luminiscencia secular. La magia de tu frecuencia es inconmensurable; no existe inicio ni final: es infinita, como el mar que aguarda a tu llegada desde la creación del universo. No perteneces al vacío de las pretensiones contemporáneas; ¡saltaste!, diste el paso cuántico. Pegado al piso contemplo tus impredecibles movimientos. Siempre hemos jugado a levitar.

  Nos enseñaste tanto que en ocasiones parece más sencillo pretender que nunca te escuchamos: tus frecuencias de comunicación rompen la velocidad de propagación del sonido. Situaste pensamientos algorítmicos en desatendidos sitios neuronales. No hay nadie en las calles que pueda cuestionar la perpetua luz que tu presencia otorga: iluminas el presente del que te rodea. Ser únicamente átomos y moléculas, perfectamente, es limitarse en la descripción de tu existencia, eres un enviado del macrocosmos.

   Respiro y con esfuerzo logro sostener mi peso sobre el campo gravitatorio. Tuviste la determinación de mostrarme el potencial transferido como una de tus hazañas sobre esta tierra; tierra de nadie, tierra de todos.* Desde cualquier punto de lo imperceptible, agradeceré la plenitud de coincidir en este alienante campo visual y compartir la extensa gama de tus enseñanzas.  

  Si tuviese la mitad de tu cosmovisión, extendería una petición para que retornen por un instante los que partieron antes de despedirlos; amigos y consanguíneos. Maestro de la respiración. Me enseñaste a flotar a través de la armonía y situaste en sincronía los sonidos de mi frecuencia vibratoria.

    Tus habilidades en cartomancia cimentaron la construcción de la realidad que nunca has dejado de ejecutar. Tirábamos las cartas para cambiarlas de color. Beber café y desaparecer objetos se convirtió en el desahogo rutinario. Desde entonces, las paranoicas monedas, no han dejado de girar.

    Las cuerdas en «Ania» me enseñaron a respirar bajo el agua. Tiempo después, cuando sentí que me ahogaba, arrojaste la caña de pescar, me rescataste, e hicimos «Sé». Si se pretende contener la hrespiración en las profundidades, DOS mejor que uno.   

    Recorrí el continente para encontrar el faro que dibujaste en nuestra imaginación. Allá, en la orilla sin luz, conté hasta doce para distinguir mis huellas sobre los granos de arena. Dos aves acompañaron el trayecto: siempre he creído que eras una de ellas.

    ¿DOS por DOS?: cuatro. ¿Cuatro por dos?: ocho. ¿Ocho por dos?: dieciséis ¡Espera! ¿Por qué multiplicar y no sumar? Da igual, el efecto es el mismo. ¿Cuatro más ocho?: doce, ¿Como los segundos sin luz?: ¡Sí! ¿Más los dieciséis que traíamos?: Veintiocho. Cuando grabamos «veintiocho», supe que habías abordado aquella aeronave con destino a la eternidad y, para alcanzarte, si acaso existe la probabilidad, se requiere un esfuerzo sobrenatural. Nos visitaron los sapos y Xochipilli, quien, en un acto de fe, prometió protegernos con ayuda de su oyohualli. Desde entones escribo y público tus ondas mecánicas. Le platico historias fantásticas a todas las variantes de mi yo, e intento agradecerte, de alguna u otra forma, lo importante que eres para la matriz energética.

    Se asoman los treinta, y con ellos, una respiración por cada vuelta a la resplandeciente estrella. Anapanasati, Vipassana, Pranayama; visión extra ocular. Meditación autoalusiva para observarnos desde la punta piramidal. Supersimetría y teoría de cuerdas; soy aquí, y soy allá. El cuerpo se desprende de la superficie, estamos en todas partes, viajamos por el multiverso.

   Todos los lados de los dos dados son cuadrados. Aturdidos y asustados, amarrados o ajustados, dos ávidos inadaptados elevados en los prados del azar.     

     Espectro electromagnético, rayo de luz, la rueda kármica está a tu favor. Andrómeda puede esperar: las olas del mar y las nereidas, no. 

Buen viaje.




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