| Lectura recomendada (CODOS EN LOS MUSLOS) |

DIA DE MUERTOS

DIA DE MUERTOS
C I C U T A ☘︎ V I R O S A

Mi mamá y Mario ✎ Msylder


◦◖

 
I

Mario se acercó adelantando a varios de nuestros compañeros en la fila, rompiendo el orden de acomodo por estaturas, y se puso atrás de mí como cada tarde a la salida. Mientras avanzábamos, metió un cuaderno maltratado en su mochila. Vi que las hojas se arrugaron ahí adentro, pero a él no le importó y tiró del cierre sin acomodarlo bien.

II

La maestra dijo que teníamos media hora para contestar el examen de matemáticas. Creo que Mario no estudió. Lo vi varias veces borrando las respuestas con un dedo mojado de baba en vez de utilizar la goma. Cuando el tiempo para contestar se acabó, Mario le entregó a la maestra la hoja toda manchada y con un agujero en el centro.

III

Mario dijo: hola, señora. Mi mamá dijo: hola, Mario, ¿cómo estás? Nos fuimos caminando juntos. Mario le preguntaba cosas a mamá y mamá respondía, luego mamá le preguntaba cosas a Mario y Mario respondía. Yo estaba aburrido de tanto escucharlos hablar. Mario se despidió cuando llegamos a la tienda de Don Pepe y mamá le dijo que se fuera con cuidado y que volteara dos veces a cada lado antes de cruzar la calle.

IV

Mario pasó corriendo a mi lado en el recreo. Se detuvo un poquito adelante y regresó. Asomó la cabeza al bote de basura y me dijo: no tires la comida, le voy a decir a tu mamá. Mi amigo Juan Cristopher lo aventó y le dijo: no te metas en lo que no te importa y le dio una patada en las nalgas, después me abrazó por encima del hombro y me dijo: no le hagas caso al loquito.

V

Afuera de la escuela, mamá esperaba bajo su paraguas. Cuando me vio, me dio un impermeable azul y luego le dio uno verde a Mario que se puso luego luego. Me dijo que caminara junto a ella, pero yo la desobedecí y me eché a correr con Toño y con Juan Cristofer. Mario se agarró del brazo de mamá y se fue junto a ella. Cuando llegamos a la tienda de Don Pepe, Mario empezó a quitarse el impermeable para devolverlo, pero mamá le dijo que se lo quedara y que se fuera con mucho cuidado y que volteara dos veces de cada lado antes de cruzar la calle.

VI

Mamá me preguntó por qué Mario no había ido a la escuela. Yo me encogí de hombros y dije: No sé.

VII

Le dije a mamá que Mario ya había regresado a la escuela y que el día de hoy, el maestro de educación física lo había mandado a sentarse abajo del árbol, porque a Mario le había empezado a sangrar la nariz y había dicho que estaba viendo todo verde.

VIII

Va con una camisita muy raída, dijo mamá a mi papá durante la cena. Ni siquiera le he visto un suéter. El otro día que llovió me llevé dos impermeables y le di uno, porque ya sabía que iba a estar con los bracitos todos pelones y con tanto frío que ya está haciendo…

IX

La mamá de Mario fue por él a la escuela. Es una señora muy gorda. Mamá dijo que tiene cara de pocos amigos. Nos fuimos caminando atrás de ellos y los seguimos algunas calles. Mamá no les quitó la vista de encima hasta que dieron vuelta más adelante en un callejoncito.

X

Mario estuvo llorando en su banca con la cabeza agachada. La maestra intentó levantarlo, pero no pudo. Fernanda se acercó y le dio una paleta por un huequito libre que había entre sus brazos. A la hora del recreo, esperó que saliéramos todos y luego se fue a llorar solito a un rincón allá, junto a los bebederos.

XI

Íbamos despacio porque mi abuela ya no puede andar rápido por lo del problema en su rodilla. Vimos a Mario afuera del deportivo. Mamá lo saludó y él se nos pegó muy contento. En el camino nos enseñó donde vivía señalando con el dedo. Mi papá le dijo que nos acompañara a comer flautas. Mario dijo que no, pero mamá insistió y Mario sonrió y esta vez dijo que sí nos acompañaba. Se comió cinco flautas y un tepache. Cuando lo dejamos en su casa, mi abuelita le dio su bendición y entonces nos fuimos. Mamá le dijo a papá: te dije que es un muchachito encantador.

XII

Antes de irse corriendo, Mario sacó algo de la bolsa de su pantalón y se lo dio a Mamá. Antes de entrar a casa, le pregunté a mamá: ¿Qué te dio Mario? Y mamá dijo: Nada, no seas metiche.

XIII

Mamá me regañó porque rompí los pantalones por andar sacando los balones que iban a parar debajo de los coches. Me dijo: te dije que te cambiaras antes de salir. Eres un niño que no sabe valorar, ya quisiera Mario tener lo que tú tienes, pero ahora te los vas a llevar a la escuela así, todos llenos de parches para ver si así aprendes a cuidar las cosas.

XIV

Le dije a mamá que teníamos que ir a la papelería de la vuelta a comprar una monografía que solo vendían ahí, que eso nos había dicho la maestra. La jalé del brazo para que se moviera: apúrate, que tal que cierran, además la maestra dijo que tenían pocas monografías, que tal que se acaban, dije. Más adelante, volteé la cabeza y vi a Mario secándose las manos con el pantalón y volteando para todas partes, como buscando a alguien.

XV

Mamá le dijo a Mario que iba a arreglarle el cuello de la camisa porque lo tenía desacomodado. Mario se dio la vuelta para que pudiera hacerlo bien. Mamá echó un vistazo dentro de su ropa, como buscándole algo en la espalda.

XVI

Mario le preguntó a mamá que a dónde iríamos para pasar las vacaciones de diciembre que ya venían. Mamá se puso a contarle cómo era el pueblo donde nació. Le dijo que había un río cerca, que en la mañana ordeñaban a las vacas, que la tía Pancha cocinaba en fogón con manteca de cerdo y que el tío Diego podía hablar seis idiomas, incluyendo el latín. Mario escuchaba atentamente con la bocota abierta, como si estuviera escuchando un cuento de fantasía.

XVII

Mamá sacó un suéter de la bolsa de plástico que llevaba en la mano y le dijo a Mario: pruébatelo, a ver si te queda. Mario le dio un abrazo a mamá y mamá le acarició el pelo.

XVIII

Mamá me dijo que su monedero estaba encima del buró, que fuera y que sacara tres mil pesos para ir a las maquinitas, que cuidadito y agarrara más porque lo tenía contado y se iba a dar cuenta. Adentro del monedero había un papelito que decía: la quiero mucho, señora, ojalá usted fuera mi mamá.

XIX

Yo quería que nos fuéramos rápido para alcanzar a ver mi caricatura, pero mamá dijo que íbamos a esperar hasta que saliera Mario. Cuando por fin salió, dijo que había estado en la oficina del director, que le había preguntado muchas cosas. Mamá le dio una bolsita con buñuelos. Le dijo que eran los de la tía Pancha. También le dijo que, si podía calentarlos un poquito antes de comerlos, le iban a saber mejor. Como mamá había olvidado la miel, le pidió que nos acompañara por ella. Fuimos rápido hasta casa y ella le dio un vasito lleno de miel, después lo llevamos a la suya y regresamos casi corriendo porque a mamá ya se le hacía tarde para darle de cenar a mi papá.

XX

Tocaron a la puerta del salón. Una señora y un señor le preguntaron a la maestra que si podían robarle unos minutos. Todos empezaron a cuchichear. La maestra nos pidió permanecer callados y concentrados en los ejercicios de matemáticas, luego salió. Cuando regresó llamó a Mario y después volvió a salir, ahora con él. Nos dijo que iban a ir un momento a la oficina del director: compórtense por favor, ¡nada de ruido!, dijo. Después de un rato, alguien gritó: ¡la maestra, ahí viene la maestra! Por fortuna, Toño alcanzó a bajarse de la banca antes de que la maestra lo cachara.

XXI

Mamá estaba llorando. Le dijo a papá que los trabajadores del DIF ya habían pasado para llevárselo. Papá le dio su pañuelo. Mamá le dijo que a final de cuentas era lo mejor y que esperaba de todo corazón que le fuera bien. Dijo todo esto apretándose el cuerpo con los brazos, como si el corazón se le estuviera saliendo del pecho y ella tuviera que sujetarlo para mantenerlo ahí adentro. A mí me costó mucho trabajo pasar saliva. 
 
 

 

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